Una noche para superar obstáculos.
"viajando te pasan cosas..."
Salimos de paseo con el objetivo de ir al llamado Nigth Bazar de la ciudad de Chiang Mai, un mercado Nocturno, con 32 grados de calor y disfrutando de la ciudad. Paramos a comprar unas postales, era la primera vez en dos semanas de viaje que comprábamos algo que no fuera para comer, está claro que no somos el tipo turista que viene de shopping.
De pronto un poco de viento y sin darnos cuenta las primeras gotas aparecían de repente. Buscamos un techo que nos refugie de lo que parecía una llovizna pasajera. Sin embargo poco a poco la intensidad aumentaba. Sí, nuestra primer tormenta asiática nos encontró paseando por la ciudad. Y entonces, ya no era una llovizna pasajera, sino que parecía que no pasaría nunca.
Justo al lado de donde estábamos había un puesto callejero con bebidas y un improvisado techo de plástico que la mujer ataba a las motos que había estacionadas en la calle, tenía un perrito subido al puesto que aunque el clima no cedía ella nunca abandonó.
Era tanto el viento y la lluvia que se empezaron a volar los carteles de los negocios y a caer sombrillas y no tuvimos otra opción que meternos en un bar/restaurante y ahí mismo descubrimos que parece ser que la cerveza aumenta cuando el clima empeora, la cerveza de 33 cl que normalente pagábamos 30 baths esta vez salía 55 baths. El refugio a la tormenta también se paga.
Luego de 30 minutos la tormenta calmó. Los puestos callejeros se rearmaban nuevamente, los negocios limpiaban sus veredas sacando el agua y el tráfico en la calle volvía a su normalidad.
Al fin llegaba la hora de ir a comer algo y regresar. Eran ya las 21.30 hs y teníamos mucho hambre, caminamos con dirección al alojamiento y vemos que la mitad de la ciudad estaba sin luz, debíamos atravesar unas 15 calles completamente a oscuras y además saciar nuestro apetito.
¿Cómo compraríamos algo de comer si directamente no se veía nada? encontramos a mitad de camino un restaurante italiano que aunque cortada la luz seguían trabajando a la luz de las velas, miramos la carta y excedía nuestro presupuesto diario. Decidimos seguir, confiando que cerca habría un minimercado donde compraríamos la cena. Pero la búsqueda fue inútil y con temor a otro abundante chaparrón nos encaminamos al guesthouse.
Caminábamos uno detrás de otro, íbamos con mucho cuidado atentos a que no haya ningún cable suelto, ni pisemos un pozo, ni nos pique algún bicho, en fin, la calle estaba completamente oscura. Juli no ve nada, sus gafas empañadas no la dejan ver, además normalmente no ve muy bien de noche (nota mental: salir siempre con la linternita de noche).
De repente, más oscuridad frente a nosotros. Se oye hablar en tailandés, obviamente no sabemos que dicen, y a unos metros descubrimos que un árbol había caído y cortado el paso así que vuelta atrás y a volver por otra calle donde hay mucho tránsito y sin vereda, la situación no era la mejor pero nada grave pasó, al fin llegamos, con un poco de stress , sin Night Bazar y sin cenar, pero con mas experiencia y con la tranquilidad de haber decidido bien en cada momento. Suponemos que las cosas se magnifican cuando se está lejos de los lugares que uno conoce. No pasó nada mas que una lluvia fuerte con viento y un apagón generalizado. Aprendimos a superar obstáculos. Mañana será otro día, ¡que desayuno nos espera!.
«…viajando te pasan cosas grandiosas pero a la vez también tienen que atravesarse muchas dificultades, resolverlas y seguir adelante…»
Edgardo no seas raton y lleva a la hiji a cenar a un buen lugar de vez en cuando ehhh, que no me entere que no me la tenes como a una reina!!