Dormir en una Casa de Bambú. Bamboo Nest
CHIANG RAI - TAILANDIA
Buscando experiencias genuinas en Asia encontramos una que realmente nos llamo la atención. Decidimos emprender la aventura, desconectarnos de internet por unos días y vivir una experiencia única y diferente a todo lo que habíamos vivido hasta el momento.
En medio de la naturaleza, inmerso en la selva tailandesa, en lo alto de la montaña y rodeado de poblaciones tribales se encuentra Bamboo Nest (Nido de Bambú), nuestro destino. Allí nos instalamos 3 noches para vivir la experiencia de dormir en chozas de bambú. Sus dueños, nativos del lugar, lo presentan como una oportunidad de relajarse y de conectar con lo fundamental de la vida. Bamboo Nest además actúa como soporte para el empleo en las comunidades locales.
Para una estancia mínima de dos noches el transporte para llegar esta incluido y menos mal que esto ha sido así. El camino de arribo es un altibajo de emociones, durante los 30 kilómetros que lo separan del centro de Chiang Rai. El acceso se puede realizar sólo en vehículos 4×4 conducidos por personas con mucha experiencia y que conozcan el camino. En algunas partes en el camino sólo hay lugar para el coche (a un lado pared de montaña y al otro un precipicio). La primera frase de Juli mirando la subida fue: «¿de verdad vamos a subir por ahí?».
De mas está decir que aquellos que tienen vértigo o miedo a estas condiciones deberán tomar los consejos de Julia y repetir lo que ella hacía mientras le sudaban las manos y trataba de no mirar: «La señora sabe lo que hace…yo estoy loca de la cabeza…la señora sabe lo que hace…yo estoy loca de la cabeza», repitiendo lo mismo durante 10 minutos. Por suerte para todos, Nok, la conductora y cocinera oficial del Bamboo Nest, es una genia al volante y en la cocina.
Al llegar, Nok nos acompañó hasta la choza de bambú y nos informó de la hora de la cena. Nuestro hogar en la montaña contaba de un enorme balcón con impresionantes vistas a los campos de arroz, una habitación con cama con mosquitera y dos grandes ventanales que enmarcaban las vistas como si fuesen dos grandes cuadros. Cada paso que dábamos se sentía el crujir del bambú y se veían algunas hormigas curiosas que nos daban la bienvenida. Tardamos unos minutos para adaptarnos al piso de bambú, que al principio pensábamos no nos soportaría y caeríamos pero, poco a poco, vimos que es muy resistente.
Ya instalados, rodeados de animales (insectos, aves, reptiles) teníamos la sensación de que vendrían unos días de mucho contacto con la naturaleza. Con risas recordamos una de las frases de nuestros familiares antes de salir de viaje: “Ahí el mosquito más chico te ceba un mate” (Cali, hermano de Julia).
Aprendimos que el desarrollo de habilidades de las personas varía según el entorno, las personas que trabajaban en el alojamiento iban y venían por la noche cruzando a través de todas las plantas, descalzos o en ojotas (chanclas), incluso a veces sin linternas reparando el techo de alguna cabaña. Confirmamos que somos como los animales y nos podemos adaptar a cualquier entorno natural o desaparecer como especie.
Llegó la hora de la cena y descubrimos que el sistema del lugar se basa en la confianza mutua entre el huésped y los dueños del lugar o mejor dicho de persona a persona. En una pizarra, cada día Nok escribe los platos disponibles para el desayuno, almuerzo y cena; entonces cada uno en una hoja de papel en una libreta debe escribir lo que quiere comer y a la hora que se sirve la comida ahí estará el plato elegido. Lo mismo sucede con las bebidas, se sacan de una nevera de plástico con hielo y las anota uno mismo en la libreta. Al final de la estadía, se suman los gastos y se cobra. Lo mas asombroso de esto y lo mas lindo además, es que el sistema apunta a la honestidad y la hace valer. Realmente funciona y nos encanta que así sea.
Claro que Nok no es la única que trabaja aquí, además algunas personas que van y vienen por la noche; conocimos a un verdadero personaje simpático llamado Noi. Él es el responsable de mantenimiento, jardinería, ayudante de cocina, camarero y un gran anfitrión. Tal es así que la primer noche, mientras esperábamos la cena, vino a nuestra mesa con una bolsa llena de Albahaca Sagrada y nos pidió ayuda para buscar las mejores hojas y ayudar en la cocina, ya que había muchos platos que preparar.
Edgardo preguntó. ¿De dónde sacaban las verduras y condimentos como la albahaca?. No hicieron falta palabras para explicarlo, Noi hizo dos pasos y empezó a sacar hojas de varias plantas que había en el jardín y un poco mas lejos también. Nos dijo que la mayoría de las cosas las tenía ahí, que la naturaleza le daba todo lo que necesitaban para elaborar la comida con una gran sonrisa de satisfacción y ante nuestra cara de asombro al verlo caminar descalzo entre las plantas en la oscuridad de la noche.
Luego de la cena, en un espacio abierto, construido de bambú (como todo allí) se organizó una fogata para todos los huéspedes. Y ahí fuimos, es que las fogatas son generadoras de charlas entre desconocidos por naturaleza. Fue muy grato hablar con daneses, alemanes y americanos sobre el disfrute de la fogata y sobre el cielo totalmente estrellado que se presentaba ante nosotros como un gran manto de luces que nos cubría y de fondo amenizado con música de insectos de todo tipo.
Durante la charla, luego de oír nuestra historia, una mujer nos preguntó algo que nos dejó pensando: ¿Son felices todos los días del viajero?. Y de fondo el sonido de la selva, de la naturaleza, que nos recordaba que ese lugar era propiedad de miles de animales y plantas y nosotros sólo lo estábamos tomando prestado por un rato.
Nos fuimos a dormir, temprano, bajo la protección de la mosquitera ya instalada en la cabaña, pensando en los bichos que habría ahí viéndonos pasar por la noche y tratando de convencernos de que no habría peligro, confiábamos en que los perros y gatos de la casa se encargarían de ahuyentar las posibles alimañas.
Terminamos el día en «Un paraíso de tranquilidad»…aunque en nuestras mentes se seguía repitiendo aquella pregunta de la mujer alemana…«¿Son felices todos los días del viajero…?
Datos útiles:
- Para reservar sólo podrás hacerlo a través de su bamboo nest, no usan intermediarios.
- Llevar abrigo, por las noches baja un poco la temperatura.
- Llevar buen calzado para trekking.
- Carga bien las baterías de las cámaras y filmadoras porque no tienes acceso a electricidad y porque hacia donde mires tendrás una foto que sacar.
genial chicos!!!! les envidio la experiencia, un beso enorme!
Manolin, ojalá algún día lo puedas vivir vos también, es la clase de experiencia que disfrutarías, gracias por seguirnos siempre, Un abrazo!!